Dormir bien – Sleep well EP87

Las horas de descanso que dedicamos a dormir son necesarias para comenzar el día con la sensación de haber descansado. Descansar adecuadamente durante la noche no solo es bueno para mejorar el estado de ánimo, sino que también ayuda a que realicemos las actividades diarias llenos de energía. Buena parte de nuestra vida la pasamos durmiendo.  Una persona desde que nace hasta que muere dedica un tercio de su vida a dormir: aproximadamente  unos 25 años de media.

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En muchas ocasiones no nos damos cuenta de la importancia que tiene el sueño. Sin embargo, está demostrado que la cantidad y la calidad del sueño guarda relación con el estado de salud. Dormir mal puede ocasionar problemas de espalda, estrés, cansancio o insomnio. El insomnio es uno de los problemas más importantes y más comunes del sueño. Cuando una persona tiene insomnio, tiene muchas dificultades para quedarse dormida o se despierta varias veces por la noche.

Los siguientes consejos pueden ayudaros a que mejoréis la calidad del sueño y que os despertéis cada mañana con la sensación de haber descansado bien.

1. Evita comer en exceso antes de irse a dormir

El cuerpo no puede hacer la digestión con facilidad cuando estamos acostados, especialmente cuando hemos comido alimentos ricos en proteínas . Algunos alimentos que tienen proteínas son la carne, las legumbres o el queso. Por eso es recomendable cenar unas dos o tres horas antes de acostarse. Si tienes hambre antes de irte a dormir, puedes comer algo ligero. De igual manera, hay que procurar no consumir alcohol  o tabaco varias horas antes de dormir.

2. Mantén el silencio en la habitación

Un sonido tan ligero como el tic tac de un reloj puede complicar que te quedes dormido. Hay gente que le gusta este sonido pero a otras muchas personas no les resulta cómodo. Así mismo, intenta que la habitación esté alejada lo más posible de la calle para evitar los ruidos del exterior.

3. Duerme sobre un buen colchón

Es importante que a la hora de comprar un colchón nos aseguremos de que sea el más adecuado para mejorar nuestro confort. No hay que olvidar que cada 5 o 10 años, es aconsejable sustituir el colchón por uno nuevo. Tiene que ser firme, transpirable y que disponga de una largura suficiente en función de nuestra altura.

4. Fija un horario para irse a dormir

Hay que intentar ir a la cama y levantarse cada mañana a la misma hora. Si los fines de semana te acuestas más tarde de lo habitual, intenta levantarte a la hora a la que normalmente lo haces. De este modo, el ciclo del sueño al que tu cuerpo ya está acostumbrado no se verá afectado.

5. No utilices el móvil o veas la televisión en la cama

El cerebro necesita relacionar el dormitorio y la cama con la acción de dormir. Por otra parte, está demostrado que exponerse a la luz artificial de los aparatos luminosos antes de dormir altera el reloj biológico que nos anima a quedarnos dormidos. Cuanto mayor tiempo estamos con este tipo de iluminación, mayor es la probabilidad de alterar el ritmo del sueño.

6. Mantén una temperatura agradable

Mientras dormimos el cuerpo nota los cambios de temperatura que se producen por encima  o por debajo de unos niveles medios. En invierno es mejor que tengamos la habitación con una temperatura de alrededor de los 20 ºC y usemos una manta o edredón para regular la temperatura del cuerpo. Si en tu país hace demasiado calor en verano,  intenta dejar más de una ventana abierta en el cuarto o coloca un ventilador cerca. Procura evitar el uso de aires acondicionados puesto que secan el ambiente.

7. Mantente activo durante el día

Si haces ejercicio con frecuencia, te sentirás más relajado pero no debes hacerlo poco antes de la hora de ir a dormir. La gran mayoría de las personas que realizan ejercicio justo antes de dormir tienen serias dificultades para conciliar el sueño. Esto es así porque su nivel de adrenalina es alto y como sus cerebros están activos, les es difícil relajarse después.

Algunos días, puede que el estrés te produzca insomnio. A veces, cuanto más deseamos quedarnos dormidos más probabilidades hay de que consigamos el efecto contrario. Cuando comenzamos a dar vueltas en la cama sin parar, es mejor levantarse y ponerse a hacer algo aburrido. El momento en el que volvemos a tener la sensación de tener sueño es el idóneo para volver a la cama.

El tiempo aconsejable de sueño puede variar de una persona a otra. Según las últimas investigaciones, no es estrictamente necesario que durmamos las 8 horas diarias como siempre nos han dicho. El número de horas de sueño se debe adaptar a las necesidades de cada persona, aunque sí que es verdad, que el tiempo recomendado para una persona adulta oscila entre las 6  y las 9 horas.

Normalmente una persona duerme menos de lo que necesita cuando al despertarse por la mañana se vuelve a quedar dormida a los pocos minutos. Otro signo claro de que no hemos dormido las horas imprescindibles es la sensación de agotamiento diurno. Por otro lado, tampoco es bueno dormir demasiado. Sus efectos pueden llegar a ser igualmente perjudiciales. Dormir muchas horas suele provocar dolores de cabeza, cansancio y bastante sed.

Lo importante es intentar ajustar el número de horas que necesitamos cada uno de nosotros y que nuestro sueño sea de calidad. Hay que recordar que muchas de las tareas que realizamos durante el día, están directamente relacionadas con las necesidades de descanso. Si dormís bien, tendréis mayor facilidad para concentraros y como consecuencia mejoréis vuestro aprendizaje del español.

Esperamos que estos consejos os hayan ayudado.  Hasta pronto.

Hasta luego.


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